Vivir en Artà - Mallorca 

 

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Excursiones a los alrededores...
    
"Ses Païsses" ante las puertas de Artà
"Talayot" hay por todas partes
Las "Coves d'Artà"
 

   

"Talayot" hay por todas partes

    

 

El alborotador repique de las campanillas al cuello de las ovejas, que señala la entrada de un caminante ensimismado en el aprisco abierto, traslada a Fígaro al ensoñamiento; a él acuden imágenes de lejanas lecturas que emanan sus raíces de los paisajes de Virgilio...

 

"Unde nova ingressus hominum experientia cepit?" Vergil

“¿Dónde habrá surgido el inicio de esta nueva experiencia de la Humanidad?”

 

Y luego, tan sólo apartado unos pasos de la carretera que lleva a Colonia de Sant Pere, aparece ante él lo insospechado en el rojizo brillo del sol vespertino: misterioso como un OVNI de piedra llegado de un mundo extraño, y al mismo tiempo rehusando e inspirando respeto, olvidado y sin embargo bien arraigado en medio de este campo “geórgico” no lejos de Artà. 

La fascinación deja paso inmediatamente a la alegría del reconocimiento y a la curiosidad de saludar a este nuevo, y tan cercano a Ses Païses, testimonio de la cultura de los talayots, para erigirse sobre los 5,5 metros de altura, para rodear con paso lento y orgulloso la torre circular de más de 16 metros de diámetro y, con el gesto del conquistador, observar sobre Sa Cánova los barcos anclados en la bahía...

 

El talayot circular de Sa Canova es uno de los más impresionantes de Mallorca...

 

El testigo mudo permanece pacientemente silencioso, y, por lo que parece, no dispuesto a dar información sobre sí mismo a los contemporáneos. “¿Y esa curiosa columna en el medio...?” La investigación especializada, despertada por fin gracias a la presión del turismo, es todavía reciente. Le queda todavía mucho por delante, ya que Talayots los hay por todas partes, en Artà y en Mallorca.

Fígaro disfruta por el momento la sublime sensación de poder tocar tal testigo del tiempo, resistente a las tormentas, donde realmente el hormigón de nuestros días tan a menudo tras pocos años pierde su solidez. ¿Qué dejaremos nosotros, hijos de la Modernidad, a la posteridad como valores dignos de admiración? La idea de un lugar en paz, tal vez, consolidado como muro de protección contra la decadencia moral y como ofrenda abierta para la construcción de una morada común, cuyos habitantes recordarán entonces los talayots de Mallorca, los dólmenes de Hümmling o los de la Bretaña francesa como los heterogéneos cimientos de la Unión Europea... 

 

 

"Ses Païsses" ante las puertas de Artà u

 

 

 

            El Fígaro del Norte 

 

   

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