...o también, y
no en último lugar, como un seguro y fiable refugio, el "Santuari de Sant Salvador"
en medio de la fortaleza antigua.
Impresiones
todas ellas, que una y otra vez llenan al Fígaro de sentimientos de
humilde felicidad. Es
entonces cuando se siente como un observador agradecido de un mundo
estable, cuyos contornos no se difuminan como a cámara rápida bajo
la dinámica de los voraces intereses del capital. Y, tras haber
experimentado tal permanencia e intimidad, siente cómo una nueva
conciencia de sí mismo empieza a germinar.
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