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El
embarcadero
de
Fígaro... |
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Antonia lleva "lenguas de
fuego" a la
casa de Fígaro |
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Antonia
no es una pirómana. Dios no lo quiera! Antonia es más bien una persona
encantadora, una costurera experimentada, diligente, confiable y
competente. En su tienda en el Carrer Major de Artà, hace tiempo que se ha
convertido en una institución, al menos para los sedentarios. |
Incluso aquellos
advenedizos como Figaro, no tardaron mucho en
descubrir las ventajas de sus servicios modestos en el fondo, pero
eminentemente útiles para la vida de todos los días. Antonia siempre
supo qué hacer, ya sea que la cremallera de la maleta no hubiera
resistido la sobrecarga o que una prenda acariciada resistiera
obstinadamente su eliminación. Sin muchas palabras, sabía cómo
satisfacer a su clientela con habilidad y gusto. ¡Y cómo brillaban
los ojos de esta gente a la hora de pagar! En resumen: una perla, no
sólo por su modestia.
No es de extrañar que Fígaro no se contentara de la hábil costurera
por mucho tiempo sólo para
trabajo temporal. Cuando se trataba de darle un toque mallorquín al
interior de su casa, Antonia se convirtió cada vez más en una ayuda
bienvenida.
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Patrones típicos
mallorquines de lenguas o llamas |
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Su nuevo papel se hizó
evidente, cuando los tejidos llamados de llama o de
lengua - “teles de llengos” - , esos textiles blancos en forma de
lona con sus patrones distintivos y colorados que
recuerdan a lenguas de fuego llameantes, finalmente llegaron a la
casa de Fígaro.
Concedido: sólo en forma de la variante económica de impression por una
sola cara, y que no ha faltado en ningún mercado semanal en los
últimos tiempos. Después de todo, el auge triunfal de estas
imitaciones no déjà de atestiguar la apreciación de estos
originales, tejidos de fino algodón e hilados de lino, que hoy en
día sólo son hechos por un puñado de tejedores en la isla.
Fígaro
no se había
perdido el encanto de esta óptica de llama mallorquina, pero sólo
sucumbió a ella al ver la exhibición económica en el mercado de Artà.
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¡No en último lugar
gracias a Antonia! Porque comprarla mercancía, ponerla en sus manos
con las medidas adecuadas, llevarla a casa como cortinas, fundas de
almohada, colchas, manteles, eran para él una misma idea cuando todavía
soñaba, frente a
la pantalla.
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Un sueño, por supuesto,
con consecuencias palpables, del que todo el mundo que es huésped en
la casa de Fígaro hoy en día puede hacerse una idea.
Las "teles de
llengos"
son ciertamente una huella digital de la cultura mallorquina. Y
sigue siendo eficaz hoy en día, como revela un vistazo al catálogo
de una de las tejedurías tradicionales de la isla, en el que
aparecen reinterpretados los patrones originales.
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Pero ellos también
necesitan personas como Antonia, que siempre los llevan a las
casas de sus contemporáneos.
Nuestra Antonia del
Carrer Major se va a jubilar merecidamente estos días. En la casa de
Fígaro ya se la echa mucho de menos.
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